OTRA VISIÓN DE LA CRISIS

Silvia de Benito Muñoz,Notario de Posada de Llanes (Asturias)
 

Nota de la Redacción: este artículo fue recibido antes de la retirada del proyecto de Decreto, pero, teniendo en cuenta esta circunstancia, mantiene su plena actualidad.

   Marta tiene 28 años. Es administrativa. Lleva dos años trabajando en mi Notaría. Es una trabajadora excelente. Siempre puntual. Siempre sonriendo. Por muy laboriosa que sea la tarea que se la encomiende, la realiza con una rapidez y eficacia asombrosa.

   Está ávida por aprender y por que se delegue en ella más responsabilidad.

  Juan, su novio, lo está pasando  un poco mal. Tiene un negocio de cocinas, pero ahora vende muy poco y además de tener que afrontar los pagos de la hipoteca de su casa debe bastante dinero a sus proveedores.

  Marta lleva unos días muy guapa y con un aspecto radiante. Sólo una mujer sabe interpretar ese brillo de felicidad en sus ojos y ese aparente gusto repentino por la ropa amplia.

  ¡Bingo! Está embarazada. Me habla de lo impresionante que es oír latir el corazón de su bebé con apenas tres semanas de embarazo. Una vida nueva que viene. Un ser humano que llega a este mundo a aportar algo a todos, a querer a alguien, a ser inventor, bombero, médico, azafata, escritor…… a hacer felices a sus abuelos, a irse al Congo de misionero, a encerrarse a estudiar durante ocho años para ser Notario, Juez, Registrador, Abogado del Estado…..

  Nos despedimos a la salida del despacho.

  La pobre Marta no sabe el quebradero de cabeza que tengo: la crisis azota fuerte la Notaría.

  Se acabaron las entregas de promociones.

  Se acabaron las subrogaciones hipotecarias y las hipotecas.

  Se acabaron las ventas de segundas viviendas.

  No quiero renunciar a ningún empleado. Todos los que tengo son estupendos. Bien formados y altamente cualificados. Son joyas de las que no me quiero desprender, por muy mal que vayan las cosas.

  Pero los números cantan: tengo que pagar la inversión en mobiliario, ordenadores y fotocopiadoras, el coche, la hipoteca del despacho y la de mi casa, la seguridad social de todos mis empleados, recibos y más recibos.

  Y encima apenas firmo escrituras buenas. La mayoría son poderes, testamentos, actas,… con lo que saco por ello no tengo ni para el papel de la fotocopiadora.

  Es por ello por lo que con todo el dolor de mi corazón no voy a poder renovar a Marta. Su trabajo lo puede asumir cualquier otro empleado sin expedientes encima de su mesa que sacar adelante.

   En enero, el legislador nos da a Notarios y Registradores la estocada final: reducción de un 20 % del arancel.

   Sólo espero que el bebé nazca sano y salvo. Que nuestro absurdo legislador no permita que unos agobiados Juan y Marta claven una jeringa con veneno en el corazón de su hijo.

   Que no le den la estocada a él también.      

     Silvia de Benito Muñoz.

     Notario de Posada de Llanes (Asturias)  

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