La crisis desde una notaría

Admin, 25/06/2016

 

EN EL 10º ANIVERSARIO DEL PINCHAZO DE LA BURBUJA INMOBILIARIA: 2006/2016, LA CRISIS DESDE UNA NOTARIA

 

CONVERSANDO SOBRE LA CRISIS EN MI DESPACHO:

Sobre el artículo siguiente, he tenido últimamente 3 conversaciones curiosas.

La primera, con un constructor que me comentó que había cesado su actividad en el 2.009 en una situación de insolvencia y ruina económica.

Otra, con un antiguo empleado de una Caja catalana desaparecida que me reconoció que hasta mitad del 2.008 no les avisaron de la crisis.

Finalmente, con un conocido del mundo del sector del cava que me dijo que había vendido una propiedad en la parte más alta del ciclo. Cuando le pregunté en que se había basado me contestó que, al ver que la Caixa había vendido Colonial e inmuebles propios y que lo mismo estaba haciendo Botín en el Santander, se acordó de lo que le había aconsejado su padre: “si no eres muy inteligente, haz caso a la gente muy inteligente”.

Eran personas de valía profesional y seguramente se abastecían de los mismos canales de información y a todos les chocó esta interpretación de la crisis basada en datos reales de entidades oficiales, que no coincidía con lo que les habían contado.

Si ellos ignoraban los datos fundamentales de la actividad económica donde desempeñaban sus profesiones ¡cómo podían estar informados los ciudadanos que no tenían esta proximidad!

La crisis evidenció la falta de nivel de cultura financiera, de información solvente y hasta de responsabilidad y madurez personal, que  hubiera permitido a la población defenderse ante un futuro tan dramático para gran parte de ellos, de ahí que concluyéramos el prólogo del libro  ¿Cuando saldremos de la crisis? con la siguiente recomendación” para tener gestores públicos más eficientes, hay que ser más exigentes con ellos y nosotros tener una mejor preparación; para ello, deberíamos escoger informadores más honestos, más competentes y más independientes , que los hay”.

De todas maneras, si me preguntan mi experiencia sobre la crisis he llegado a la conclusión de que poca gente hace caso en este clima de euforia general. Es como un final de curso de una universidad o de un instituto, cuando entras a la juerga a poner un poco de sensatez recomendando a los presentes que dejen de beber e intentando retirar los gin-tonics, pronto te das cuenta de que no es el momento más oportuno para hacerlo.

 

LA CRISIS VIVIDA DESDE UNA NOTARIA*

Si preguntamos a nuestros conciudadanos, que se alimentan informativamente por los canales tradicionales, sobre el origen de nuestra crisis económica, una parte contestaría que todo procede de la crisis inmobiliaria de Estados Unidos que se generó en agosto del 2.007 pero encontraremos, sin duda, a muchos más que nos responderán que proviene de la gran crisis financiera internacional que se desarrolló en  el último cuatrimestre del 2.008  y que surgiendo, también, del mismo país se globalizó, sorprendiendo a todos los dirigentes políticos del mundo, sin exclusión.

Sin embargo, no fue esta la experiencia que viví desde mi atalaya profesional.

Yo tenía la costumbre de ordenar y leer los estudios que me enviaba METROVACESA sobre la coyuntura de la Economía Nacional e Internacional. En ellos, había un apartado sobre la evolución del mercado de viviendas, elaborado por los Registradores de la Propiedad de ESPAÑA.

En el número 19, correspondiente al mes de abril de 2.007, comprobé que el número de ventas de viviendas se redujo en el 2.006. El declive se fue agravando en el 2º semestre hasta llegar a una cifra final de un 7,2% para todo el ejercicio.

En el año 2.007 los descensos se fueron acentuando, hasta concluir el año con una caída total de un 13,93%.

En el índice del número de hipotecas elaborado por el INE, la bajada se fue intensificando de una manera extraordinaria y partiendo de un techo, en el 2.006, de 1.896.515 hipotecas, lo que supone una media mensual de 158.043, cuando llegamos a agosto de 2007 y estalla la crisis en E.E.U.U., el número de hipotecas había descendido un 43%, hasta 90.000. A finales del 2007 habían cerrado la mitad de agencias inmobiliarias. ¿No sería porque llevaban casi dos años con una gran recesión de ventas y no por los 3 o 4 meses anteriores, desde la crisis de Estados Unidos?.

En las elecciones de marzo, el número de hipotecas había caído un 55% hasta la cifra de 70.000.

Cuando la crisis financiera internacional estalla, en septiembre de 2008, el número de hipotecas y ventas de inmuebles estaba en mínimos. El hundimiento se produjo anteriormente. A partir de ese momento, el número de hipotecas se mantiene entre una franja de 50/60.000, con la peculiaridad de que un buen número de operaciones no son para financiar compraventas (que continúan descendiendo durante el año 2.009, un 24,9%) sino para asegurar el impago y la mora de gran número de clientes de las entidades financieras, aparte de las daciones en pago para amortizar créditos anteriores.

En nuestra opinión, sobre nosotros coincidieron dos crisis, una anterior, propia y previsible y otra posterior, internacional y más difícil de anticipar.

La primera fue consecuencia de la falta de adaptación de la economía española al cambio de ciclo económico.

El crecimiento español de los anteriores años estuvo basado en un modelo en el que el peso de la construcción tenía 3 veces más incidencia que en otras economías de nuestro entorno.

Este crecimiento se sostuvo en una fuerte entrada de capital exterior colocada en créditos aprobados sin los criterios de solvencia y profesionalidad tradicionales.

La demanda creció, no porque la población incrementara proporcionalmente su renta, sino por las facilidades que el sistema financiero les dio a los compradores, tanto en plazo como sobre todo en cantidad y en medio de un conjunto de previsiones que luego comprobaríamos que eran falsas. (Ejm: que ”el precio de la vivienda nunca baja”).

Y todo acabó en el segundo semestre de 2.006, con la disminución de la inversión crediticia provocada por la reducción del flujo exterior, debido a la perdida de confianza en la economía española de los mercados internacionales

Creo que, cuando se vio que no podía continuar la economía haciendo más casas que tuvieran salida para una demanda solvente, la política económica tenía que haberse concentrado en la promoción de cosas (bienes y servicios), con objeto de mantener la producción, la renta y el empleo y hasta el nivel de ingresos públicos.

Había que potenciar el sector productivo haciendo un gran esfuerzo para que se constituyera en alternativa para un sector de la construcción, sobredimensionado y al borde de un ajuste, incentivando su financiación y todos los procesos de reducción de costes y mejora de la calidad, intentando asegurar la competitividad arruinada por la revaluación del euro sobre el dólar, el incremento del diferencial de inflación en relación a los países competidores de la zona euro desde su introducción y por el déficit de calidad en tantos sectores que afectan a la producción (ej. infraestructuras, educación técnica, investigación, marco legal empresarial y laboral, energía,…). 

 

DANIEL IBORRA FORT. Vilafranca del Penedés,15 de junio de 2016

 diez-daniel-iborra once-daniel-iborra doce-daniel-iborra

*Este artículo recoge textos y gráficos de mi libro “UNA CRISIS PREVISIBLE: ESPAÑA, 2006/2010, el cual está formado por el conjunto de artículos publicados en Notarios y Registradores sobre la crisis de 2008 a 2010, gracias a la amabilidad de sus editores. De esta manera, hemos podido aportar a la sociedad una visión más real de lo que estaba sucediendo en la economía ya que, desde nuestros despachos, nos permitía tener un acceso directo a ella.

SECCIÓN OPINIÓN

ETIQUETA DANIEL IBORRA

 

La Seu Vieja (Lleida). Por Blorg

La Seu Vieja (Lleida). Por Blorg

 

Print Friendly, PDF & Email

Deja una respuesta