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UN LLAMAMIENTO A LA UNIDAD DEL NOTARIADO

Patricia Olivencia Cerezo, Notario de Tossa de Mar (Girona)

 

En las últimas semanas todos hemos recibido una gran cantidad de e-mails que tienen como tema central la próxima elección de los miembros del Consejo General del Notariado.

La cuestión no sería tan grave si no fuera porque muchos de esos mensajes son ataques personales contra los decanos que encabezan ambas candidaturas.

Me preocupa enormemente el gasto de energía que esta cuestión está suscitando, que sin duda podría ser empleada de forma más beneficiosa para el Notariado.

La lucha por el poder que se está poniendo de manifiesto con la aparición de varios artículos en prensa (incluido un mapa de España en la que se identifican las Comunidades Autónomas por colores -azul y blanco-, según la candidatura “continuista” o “renovadora” que ha ganado las últimas elecciones) tiene muchas consecuencias negativas, entre ellas, la sensación de que existen dos bloques, “dos Españas”, totalmente excluyentes, que tienen una forma muy diferente de enfocar la solución de los problemas que acucian al Notariado.

No seamos tan ilusos de pensar que con la retirada “in extremis” (gracias a Dios, los milagros existen) del proyecto que regulaba la reducción del 20% de los aranceles, entre otras lindezas, podemos respirar tranquilos, porque la realidad es muy diferente. Esto ha sido un alto en un camino, una tregua que tiene su origen en la crisis nacional e internacional en la que estamos inmersos.

La “hoja de ruta” sólo se ha tomado un descanso navideño. Cuando las conversaciones se reinicien, tenemos que presentar unas líneas básicas de actuación que cuenten con la conformidad de TODOS LOS COLEGIOS, porque todos tenemos derecho a sentirnos representados en el Consejo, con independencia de a quien se haya votado.

En este sentido, los Registradores son mucho más consecuentes: saben que la unión hace la fuerza y que la única manera de avanzar en la solución de los conflictos es proceder de manera contundente y en una única dirección. Son conscientes de que las fisuras no hacen sino debilitar su proyecto, puesto que cuando uno se dedica a apagar los fuegos de su propia casa, poco tiempo y energías quedan para resolver nada, ya que se tiene la cabeza en otra parte y, sobre todo, por el camino se pierde una parte importante de la legitimidad para hacerlo, porque desde el momento en que la atención se centra en los ataques personales, el resto se diluye.

Es decir, que tenemos que preocuparnos no sólo de lo que va a ocurrir con la profesión, sino también de si las personas que nos van a representar ante los diferentes organismos, lo van a hacer teniendo en cuenta lo que es mejor para todos nosotros, sin exclusión de ninguna idea que pueda ser beneficiosa para el colectivo.

Hay que tener en cuenta las propuestas que se planteen, con independencia de su procedencia, siempre que sean útiles.

Todos esos mensajes que, vía correo electrónico, hemos recibido, se han filtrado, en mayor o menor medida, a otros colectivos que observan con estupor que, en lugar de preocuparnos por cómo encontrar la forma de prestar un servicio mejor y más rápido a la sociedad, solucionando sus problemas, para de esta manera seguir siendo imprescindibles en el tráfico jurídico, nos peleamos entre nosotros, perdiendo fuelle con enfrentamientos que nos debilitan.

Lo que hagamos ahora va a afectar al futuro de la profesión, y eso perjudicará o beneficiará, según que adoptemos una postura unitaria o dejemos que esto derive en un enfrentamiento que, a corto plazo puede traer consecuencias que a día de hoy no podemos prever, no sólo a los que ya somos Notarios y a nuestros despachos, sino a los que están luchando por aprobar la oposición.

No se trata aquí de ser pesimista pensando que esto no tiene vuelta atrás, y que ambas profesiones están destinadas a funcionarizarse, sino de luchar todos juntos. Lo que tenga que suceder, sucederá, pero que no se diga que no nos hemos esforzado por conseguir mantener y mejorar el sistema que ha hecho que el Notariado español sea el mejor del mundo, con unos profesionales excelentemente formados que prestan un servicio imprescindible para garantizar el correcto funcionamiento del sistema.

Esto último es lo que hay que trasladar a la Administración  y para ser unos interlocutores válidos, hay que actuar conjuntamente, porque ya partimos con el handicap de que nos consideran un cuerpo privilegiado y si no entienden el enfrentamiento que tradicionalmente ha existido entre Notarios Y Registradores, imaginémonos lo que piensan de esta situación.

La solución está en nuestras manos. Sólo queda actuar en consecuencia.

 

PATRICIA OLIVENCIA CEREZO.

Notario de Tossa de Mar (Girona).

 

Medidas 22 y 23

Artículo de Clemente Vázquez

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