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SEÑORES REGISTRADORES Y NOTARIOS,¿ESTAMOS EN GUERRA?

Patricia Olivencia Cerezo, Notario de Tossa de Mar (Girona)

 

Esto no es una pregunta retórica. Sinceramente, me gustaría obtener una respuesta tranquilizadora al respecto, pero mucho me temo que, a la luz de la lectura del “cuestionario sobre la reforma del modelo de seguridad jurídica preventiva” remitido por los representantes de ambos Cuerpos, eso va a brillar por su ausencia.

Es cierto que la veda la abrió el Consejo General del Notariado, puesto que, cronológicamente se presentó en primer lugar, se hizo público con la misma celeridad y no hizo ninguna referencia a un posible acuerdo con los Registradores. Esto último no sorprendió a nadie dado el comunicado puesto en circulación por la comisión permanente del Consejo.

La respuesta de los Registradores, como es lógico y natural, no se ha hecho esperar, puesto que, evidentemente, han de reaccionar ante un ataque a su función.

Pues bien, dicho esto, no pretendo entrar en un análisis pormenorizado del contenido de los informes, más que nada porque son tan claros y contundentes que no hay una sola ambigüedad susceptible de interpretación.

Ha quedado meridianamente claro que aquí todo el mundo (cuando digo esto, me refiero a nuestros representantes, puesto que mantengo la esperanza de que tanto los Notarios como los Registradores, en su inmensa mayoría, no estén de acuerdo con el cariz que están tomando las cosas) va a degüello.

La cuestión es que no creo que la vía que han adoptado sea la más adecuada para la consecución del fin que se persigue, que digo yo, no es otro que mejorar el sistema de seguridad jurídica.

Bien es cierto que  los Registradores, en su escrito, admiten la posibilidad de que pueda llevarse a cabo un diálogo constructivo, pero, a mi modo de ver, no confían en absoluto que éste pueda tener lugar (no hay más que leer el informe).

El problema es que aunque las posturas mantenidas llegaran a matizarse, el daño ya está hecho.

Las personas encargadas del estudio de la encuesta remitida van a apreciar que lo que cada uno de los Cuerpos quiere es potenciar su propia función a costa de, si no la desaparición, sí el menoscabo de la otra.

He leído en algún foro que los que llevamos las de perder somos los Notarios. Pues bien, yo creo que perdemos todos.

Pudiera ocurrir que efectivamente, los primeros en caer seamos nosotros, ¿pero de verdad alguien piensa que eso no sería el comienzo del fin de los Registradores?.

Ni los Registradores pueden verse convertidos en simples funcionarios del Catastro, ni los Notarios ser valorados como simples redactores de documentos, labor que además, según el reiterado informe, puede ser suplida por otros operadores jurídicos (como si nos limitáramos sin más a dar fe. Sería jocoso si no estuviéramos como estamos...) o, lo que es todavía más serio, que por el hecho de regirnos por un sistema de libre competencia, ello implique una merma de nuestra imparcialidad.

Dentro de nuestra labor de asesoramiento, se encuentra la obligación de informar, aun con mayor interés,  a la parte más débil, a fin de que pueda saber lo que está firmando y de sus consecuencias, aunque sin duda ese esfuerzo pueda verse atenuado en las llamadas macro notarías, también podría, a sensu contrario, mantenerse una postura similar con los grandes Registros.

La práctica unanimidad de los Notarios desempeñamos nuestro trabajo con seriedad, imparcialidad y ética, y evidentemente que la labor de otros operadores jurídicos no puede dejar de reconocerse, pero en los pueblos de pequeño o mediano tamaño, los clientes acuden directamente a la notaría, donde no se les cobra por el asesoramiento.

Otra cuestión es el tema de los emolumentos: en la gráfica contenida en el informe remitido por el Colegio de Registradores, se hace una comparativa de los ingresos percibidos por los Registradores y los Notarios, abogados, etc.

Los abogados cobran unas cantidades muy superiores a las que se abonan en las Notarías. A título de ejemplo, en las herencias giran minutas cuyo importe asciende a entre el tres y el diez por ciento del importe del caudal hereditario.

No es esto una crítica hacia estos profesionales, sino más bien me pregunto por qué en esa gráfica nos incluyen en un mismo apartado. Si se hiciese por separado, resultaría que honorarios de Registradores y Notarios no son tan divergentes.

Otra cuestión íntimamente relacionada con el gasto que el desempeño que nuestra función implica es la coordinación (manifiestamente mejorable) entre Notaría, Registro, Agencia Tributaria y Catastro.

Disponemos de los medios técnicos necesarios para poder abordar esta cuestión, simplemente es cuestión de desarrollarlos. Aprovechemos las millonarias inversiones que se han realizado hasta el momento y tratemos de encontrar una solución al problema del acceso a la información dimanante de los Registros en orden a la situación en que se encuentran las fincas con la menor antelación posible al otorgamiento de la escritura.

En lo relativo al acceso al Registro de documentos privados, no voy a entrar en la ya manida discusión que sobre esta cuestión se viene manteniendo desde hace años. Únicamente una reflexión: ¿asumirían los Registradores con su propio patrimonio los posibles errores en los que pudieran incurrir? Porque hasta ahora, eso es lo que vienen haciendo los Notarios.

Una cosa de agradecer sería la posibilidad de acreditar la liquidación de los impuestos telemáticamente, ya que supondría un considerable ahorro de tiempo y daría pleno sentido a la remisión de las escrituras por ese mismo medio.

El sistema no es, ni mucho menos, perfecto, pero es el que viene funcionando desde hace siglos. Con los problemas que acucian actualmente a la sociedad, me parece bochornoso que no seamos capaces de sentarnos a dialogar.

De verdad, ¿es eso tan complicado? No se trata de ganar o perder, sino de subsistir, creando el clima adecuado para garantizar la perdurabilidad de los dos Cuerpos con unas funciones que se complementan y que no deben existir el uno sin el otro.

Todavía estamos a tiempo de presentar un proyecto común. Tengamos visión de futuro.

 

Patricia Olivencia Cerezo.

Notario de Tossa de Mar (Girona)

 

 

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