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Una de las consecuencias inevitables de las crisis es la cantidad de expertos que generan cuando estallan. Pero si hay un país que destaca en este campo es el nuestro en el que estamos a punto de rebasar, en número, a nuestra producción de gin tonics y esto que parecía difícil. Con el objeto de normalizar esta situación y evitar que, con semejante sobreproducción, España sea un país pobre pero lleno de sabios económicos y seamos, otra vez, el hazmerreír del mundo, se me ocurre un instrumento eficaz de control: el que para hablar de la crisis en público uno ha de aportar obligatoriamente una muestra verificable y anterior al estallido, de la calidad de su diagnóstico y sus predicciones. Porque, si saben tanto de Economía ¿por qué no nos avisaron de la crisis? Si no se dieron cuenta de una crisis tan clara como la nuestra ¿por qué tienen que acertar ahora que es mucho más complicado? Si les preocupa tanto la situación dramática de la ciudadanía, como los desahucios ¿por qué no impidieron, con su crítica, que la burbuja inmobiliaria se desarrollara tan enormemente? Porque sus lectores y oyentes compraron inmuebles porque recibieron información equivocada sobre la situación de la economía y su futuro, como sus denuncias sobre la colocación de productos por las entidades financieras. ¿Es imaginable que se hubiera producido un fenómeno tan especulativo y masivo si los ciudadanos hubieran tenido de todos los medios una información solvente? Y después de tanto engaño, también los ciudadanos deberían hacer una selección de informadores dejando al lado a los profesionales de la manipulación y de la catástrofe, que tanto daño hicieron y continúan haciendo a la sociedad y centren la atención en los que han demostrado solvencia, profesionalidad, independencia y compromiso social desde antes de nuestra recesión. (Ejm. Juan Velarde o Joaquim Muns). Como seguro que habrá quien me exija que dé ejemplo, os remito al artículo que redacté a continuación del debate entre Solbes y Pizarro y publicó EL ECONOMISTA el 11 de agosto de 2.008, antes de la crisis financiera de E.E.U.U., del plan E y de “superaremos a Francia en renta per cápita en tres o cuatro años”, del último trimestre de ese año*. Basta recordar las redacciones, tertulianos y participantes en debates que manifestaron que Solbes, que defendió el modelo que “tan buenos resultados había dado” había arrasado a Pizarro que previno que “había una crisis de modelo que hasta ese momento estaba basado en el consumo y en el ladrillo y que España estaba perdiendo la batalla de la competitividad.” En las encuestas posteriores, los lectores de la prensa económica demostraron que estaban mejor informados que el resto, por lo que vimos posteriormente. Por ejemplo, en la encuesta del EL ECONOMISTA del 25 de febrero de 2.008 el 53,55% votó a Pizarro y el 36,55% a Solbes .La posibilidad de morosidad y de ruina familiar, si hubieran ajustado los consumidores sus decisiones económicas a estos resultados, era una tercera parte para los lectores de esa casa que para, por ejemplo, los del grupo Prisa y la Sexta que fueron los que tuvieron mayores diferencias para Solbes. La gravísima crisis actual también ha puesto de manifiesto la falta de independencia y de profesionalidad de buena parte de nuestros medios de información, sin que haya tenido una respuesta proporcionada al inmenso daño que la ocultación de las causas y la responsabilidad de la crisis merecía. Por ello no nos extraña que la confusión continúe entre la ciudadanía, en la actualidad. El 13 de junio de este año, en La Vanguardia, dentro de un trabajo sobre los libros de la crisis, GARCIA MONTALVO, hacía la siguiente reflexión: “hay una diferencia entre España y E.E.U.U : A los opinadores que en el 2.005 hablaban allí del círculo virtuoso y de que el Dow Jones llegaría a los 36.000 puntos, los han eliminado. En España, gente que en el 2.006 decía que todo era perfecto, hoy explica como salir de la crisis”
DANIEL IBORRA FORT 26 DE JULIO DE 2.012 ANALISTA DE INVERSIONES
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