La gran crisis, los notarios y el futuro

Admin, 08/06/2019

LA GRAN CRISIS, LOS NOTARIOS Y EL FUTURO

DANIEL IBORRA FORT, NOTARIO

 

Cuando esta semana me comunicaron que tendría que preparar unas palabras para esta noche, tenía dos opciones, una, dedicar un tiempo indeterminado pensando en lo que diría o recuperar todo lo que he escrito sobre la profesión en los últimos años desde el primer trimestre de 2008 que dio paso a uno de los períodos más críticos y peor conocidos que he vivido. Me pareció más fácil y segura esta última, aunque al intentar introducir todo ello en un texto reducido, parezca un conjunto de recortes.

Inicio ello con esta reflexión general sobre la gestión pública de los grandes desastres colectivos: “es muy importante que los ciudadanos tengan consuelo y reparación en las crisis económicas y sociales, pero creo que es todavía más eficaz que los gestores públicos cuenten con preparación e inteligencia suficiente para que no se produzcan”

Con el tiempo, me he especializado en escribir sobre las crisis, es cuando baja el trabajo profesional y tengo tiempo para dedicarme a ello y así evitar caer en la depresión.

Pero predecir lo que pasará es descorazonador. Porque poca gente te hace caso en un clima de euforia general. Es como un final de curso de una universidad o de un instituto, cuando entras en la juerga a poner un poco de sensatez recomendando a los presentes que dejen de beber e intentando retirar los gin-tonics y resto de bebidas, pronto te das cuenta de que no es el momento oportuno y también porque, una vez llega la catástrofe, aparecen cientos de miles de personas que manifiestan que ya lo predijeron. Y nadie se acuerda de ti.

Nuestra interpretación, en la primavera de 2008 y antes de la crisis financiera del otoño de ese año, que incluí en el artículo que publiqué en El Economista y en Notarios y Registradores “¿Cuando saldremos de la crisis?” en el que me atreví a fijar el momento en que concluiría, era diferente : “antes de la crisis inmobiliaria de E.E.U.U., teníamos una crisis propia que se ocultó, por ignorancia o interés, por gran parte de los medios de información general, hasta que apareció la tradicional excusa exterior (como siempre EEUU) que permitió camuflar la responsabilidad de nuestra gestión económica”.

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria y con ello la crisis de las notarías, empezó en el último semestre de 2006.Las compraventas se redujeron, ese año, un 7,2% y en el 2007 un 14%. Después del “martes negro”, el 24/4/2007 (caída de la Bolsa y en especial de las constructoras) la prensa internacional ya destacaba el final de nuestro proceso especulativo. Esta desinformación interna arraigó en nuestra población y en amplios sectores sociales y profesionales.

Estos datos los enseñé a un cliente que en el 2009 me preguntó si la crisis había afectado a las notarías. Le contesté, después de mostrárselos, que si su empresa en las línea de productos más rentables tuviera un descenso de facturación desde un 50 a un 70% ¿le afectaría? A lo que me contestó que haría tiempo que la hubiera cerrado. Le confesé que nosotros no lo podíamos hacer y por eso estábamos aguantando.

No sé si me creyó pero advertí, desde entonces, que me miraba con más simpatía.

Desde finales del 2008, las notarías funcionaban con una reducción muy importante de ingresos (50/70%) por lo que, para subsistir, tuvieron que hacer los mismos ajustes y con los mismos costes, que el resto de empresas. Sin embargo, sus retribuciones fueron tratadas como si tuvieran la misma actividad que con anterioridad al pinchazo del sector inmobiliario.

Todo era tan disparatado que las reducciones de aranceles se celebraban como si fueran a solucionar los problemas del paro y de la creación de empresas.

A continuación de la aprobación del Plan E que supondría uno de los despilfarros de gasto público más costosos para la ciudadanía (12.110 millones de euros) y después de otra reducción de arancel, esta vez de 60/90 euros, que ocupó hasta alguna primera página, redacté un artículo el 20 de noviembre de 2008 ¿Cuando los notarios y los registradores nos sacarán de una vez de las crisis? En la que denunciaba la falta de reformas estructurales y la manipulación informativa correspondiente. Prueba de ello es que, después de cada rebaja había más paro y destrucción empresarial.

Tal vez sea por el desconocimiento de la reducción de ingresos de las notarías lo que explique que, cuando se le fueron atribuyendo continuas funciones de servicio público, seguramente debido a la percepción pública de su eficiencia y competencia, se aprobaran sin una retribución que compensara su coste. Incluso estuve tentado de reflejar este proceso en otro artículo “De cómo mi notaría se convirtió en una ONG “, pero desistí en los primeros párrafos porque, como algún otro, no podría publicarse.

Si sumamos a ello que el notario tenía que estar al día de una ámbito legal tan enorme, enredado y mutante como el español, con la proliferación continua de normas superpuestas y hasta contradictorias del estado, las autonomías y los municipios, la ampliación como clientes de ciudadanos de todo el mundo con sus regímenes legales correspondientes y encima, teniendo que autorizar documentos cada vez más complejos sin perder la perfección, no es extraño que la notaría se hubiera convertido en una empresa de enorme trabajo y responsabilidad, pero sin retribuciones que compensaran sus costes de funcionamiento.

Este deterioro económico, sin que mermara la calidad del servicio público y de la exigencia profesional, creo que no llegó correctamente a la ciudadanía. Aunque sí la crítica por cualquier concepto, con la misma superficialidad que demostraron en su tratamiento de la gran crisis.

Por otra parte, la crisis fue tan general que “pocas veces en una sociedad, tantas personas y al mismo tiempo , no estuvieron donde debían”. Y entre ellas, las que tenían la obligación profesional de ofrecer una información solvente y honesta sobre lo que estaba sucediendo y es que  “muchos medios demostraron más diligencia en enviar periodistas para relatar las desgracias de los ciudadanos que en utilizar expertos para avisarles”. Y en un artículo sobre la ruina de las Cajas escribí que “eran Cajas centenarias que habían resistido dos guerras mundiales, una guerra civil, todo tipo de conflictos políticos, sociales y económicos, ninguno de estos pudo con ellas, sólo cuando la falta de profesionalidad y la política se introdujo en su dirección.”

No fue el caso de los notarios que en tan enorme tormenta perfecta, supieron sobrevivir a pesar de la reducción de recursos y la sobrecarga de una información crítica tan desproporcionada como injusta.

Algo hemos tenido que hacer bien, tanto los notarios como nuestros representantes, en especial esta Junta Directiva que particularmente tantas satisfacciones me ha dado y en todos los campos, para que hayamos superado semejante catástrofe y podamos hoy encontrarnos en este acto.

Finalmente, este relato me lleva a la siguiente conclusión:  “en épocas de crisis y confusión, la manera más prudente de salir vivo de ello es la de centrarse en lo básico, el mejorar la utilidad social de la profesión”.

 

DANIEL IBORRA FORT

Discurso pronunciado en el Real Club de Polo de Barcelona, el 17 de mayo de 2019, en la cena organizada por los Notarios y Registradores de Cataluña con motivo de su fiesta patronal. Con pequeñas modificaciones que no contradicen sino mejoran el texto.

 

¡CUÁNDO SALDREMOS DE LA CRISIS? (ARTÍCULO DE 2008)

LA CRISIS DESDE UNA NOTARÍA

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