Memorándum de Hito Rivas

Admin, 03/06/2023

Memorándum de Hito

(recopilación de José Manuel Rodríguez Escudero, notario)

 

Índice:

Presentación 

Primera parte: Apuntes biográficos

Segunda parte: «Amigos del 58»

Tercera parte: Compañeros y amigos

Enlaces

Juan José Rivas Martínez, Premio Notarios y Registradores 2019

Juan José Rivas Martínez, Premio Notarios y Registradores 2019

PRESENTACIÓN:

El presente memorándum de Hito es un homenaje que le dedicamos sus amigos de toda la vida, desde que en 1958 empezamos la carrera de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid; homenaje justo por las cualidades que le acompañaron toda su vida.

Hago un poco de historia de la formación de ese grupo de amigos. Lo formamos algunos de los que en primero de Derecho nuestro primer apellido empezaba con la letra R, junto con Mariano Polo, que era amigo personal de Jose Manuel Rodríguez Poyo-Guerrero.

El grupo lo integramos en un principio Mariano Polo, Sergio Regulez, Juan Jose Rivas (Hito) Jose Manuel Rodriguez-Escudero (Matius), Jose Manuel Rodríguez Poyo-Guerrero (Mano); Manolo Rosende, (Pololo); Ramon Rubio y Pepe Ruiz. A este grupo se unieron sucesivamente Albert Goetsch, Jorge Yacobi, Joséma Herreros (Boupas); Jose Luis Ruiz Vergara (Chqui) y Eduardo Cerro.

Nos reuníamos cada trimestre, a cenar cuando éramos más jóvenes y a comer cuando fuimos mayores y, salvo caso de fuerza mayor, nadie faltaba a esas citas.

Hito luego contrajo matrimonio con María Ángeles compañera y colaboradora toda su vida, que cuidó de él en los últimos momentos con una paciencia y un amor envidiables; tuvo tres hijos Amanay que siguió sus pasos como notaria, Juan Jose y Gonzalo, para los cuales fue un padre excepcional.

Desgraciadamente del grupo fueron desapareciendo Pololo, Boupas, Chiqui, Mano y Ramon; con la falta de Hito sólo quedamos siete.

Hito era una persona cariñosa, cercana, amable, amigo de sus amigos y de una honestidad envidiable.

Hito fue un jurista en toda la extensión de la palabra; nunca dejaba de estudiar, siendo tan responsable que en los Registros que desempeñó era quien abría y cerraba la oficina, lo cual dio lugar a comentarios jocosos por parte nuestra ante su celo en el desempeño de su profesión.

Dedicó toda su vida al estudio del Derecho de Sucesiones, publicando varios tomos que son un referente para quien se adentra en el complejo mundo del Derecho Hereditario

Fue un forofo del Real Madrid, pero era tan buena persona, que a Ramon y a mí, que éramos atléticos nos felicitaba cuando ganaba el Atleti, pero nosotros cuando ganaba el Madrid no hacíamos lo mismo

Hito ha dejado una huella imborrable, que nos será difícil de superar

Este memorándum va a tener tres partes:

La primera, unos apuntes biográficos de Hito; la segunda con las aportaciones de los amigos antes mencionados, y que voy a llamar “AMIGOS DEL 58” y la tercera con testimonios de otros amigos y/o compañeros de profesión de Hito.

 

PRIMERA PARTE APUNTES BIOGRÁFICOS

1.- Infancia – Estudios

Juan José nació en Madrid el 22 de junio de 1941.Procede de una familia de botánicos, pues tanto su abuelo como su padre como su hermano Salvador fueron catedráticos de esa disciplina en la Universidad Complutense,

La familia vivía en la residencia de catedráticos de la calle Ministro Ibáñez Martín -o Isaac Peral-

cerca del Arco del Triunfo.

Estudió sucesivamente en las Monjas de la Caridad, en los Maristas de Chamberí y en el Instituto Ramiro de Maeztu.

Los cursos de bachillerato transcurrieron en las Escuelas Pías de San Fernando -los Escolapios- de la calle Gaztambide.

2.- Universidad – Oposición.

Se matriculó en la cercana Universidad Complutense

-que estaba a pocas paradas de tranvía- donde cursó sus estudios entre 1958 y 1963.

Compaginaba sus estudios con el deporte, jugando en equipos de fútbol de la Universidad, en la Liga de Facultades. Sus momentos de asueto solían discurrir con un grupo de 11 amigos, curiosamente como un equipo de fútbol también. Entre ellos, ha conservado un mayor trato y gran amistad con José Manuel Rodríguez Poyo Guerrero, hoy desgraciadamente fallecido.

Realizó las milicias universitarias (prácticas de alférez) en Lanzarote

Y, tras ser doblemente licenciado -en la carrera y en la mili- se puso a hincar codos de nuevo para sumergirse en las oposiciones.

Aprobó registros en 1968, promoción con juristas de

tan renombrado prestigio como José Manuel García García o Rafael Arnaiz Eguren.

Pero siguió estudiando y al año siguiente aprobó notarías, en la oposición de 1969,

3.- Matrimonio y destinos.

Contrajo matrimonio con Mary Ángeles, licenciada en Ciencias Físicas y magnífica matemática, bellísima mujer con quien tuvo tres hijos, Amanay, Juan José y Gonzalo.

Amanay siguió la senda de su padre, siendo hoy notaría de Fuenlabrada y secretaría del Colegio Notarial de Madrid.

Juan José alternó sus destinos, pues concursó a veces como notario, y a veces como registrador.

Comenzó su andadura profesional en el Registro de Belmonte de Miranda, en el centro de Asturias, y luego en SepúlvedaRiaza (Segovia).

Su primera notaría estuvo en Cogolludo

(Guadalajara), pero fue cosa de pocos meses, trasladándose seguidamente a Puerto del Rosario, en la isla de Fuerteventura.

Como registrador de nuevo, estuvo en Béjar,

Villacarriedo (Cantabria), y la isla de la Palma, de nuevo en Canarias.

Entonces ocurrió algo verdaderamente sorprendente, pues puede que los casos similares se cuentan con los dedos de una mano: Hito tuvo el arrojo de presentarse de nuevo a las Oposiciones Libres y volver a sufrir ante el Tribunal la hora y media que duraba el primer ejercicio. Y no solo sacó notarías por segunda vez, sino que encima obtuvo calificación suficiente para obtener notaría de primera, lo que le permitió concursar a la plaza de Getafe.

Allí estuvo durante 16 años, entre 1979 y 1995 y contribuyó al surgimiento de una primera edad de oro del notariado en el cinturón sur de Madrid,

También fue notario de Madrid capital, a partir de 1995, en la calle Velázquez 94. Sin embargo, la parte final de su actividad previa a la jubilación la desarrolló ya como registrador, primero en Navalcarnero (Madrid), luego en Arona-Los Cristianos (Tenerife), en Dos Hermanas (Sevilla),

tierra de «nazarenos» en plena cuenca del Guadalquivir, y, finalmente, en un municipio de acelerado crecimiento como era, y sigue siendo Rivas-Vaciamadrid.

 

SEGUNDA PARTE: TESTIMONIOS DE AMIGOS DEL 58

SERGIO REGULEZ DIAZ.

Hay unos tres mil notarios y registradores de la propiedad. De ellos, uno de los que ha llevado con mayor entusiasmo y noble distinción la discreción, la cordialidad y la prudencia ha sido nuestro amigo Juan José Rivas, fallecido -como sabéis- a los

81 años después de largo tiempo muy limitado por una alevosa e implacable dolencia, para pesadumbre de Mariangeles, su esposa, sus hijos, demás familia y para quienes tuvimos la fortuna de tratarle

Y digo nuestro amigo, porque lo fue de todos sus empleados, equipos jurídicos de despachos y Universidades con las que colaboró durante más de cinco décadas, colegas notarios y registradores y de quienes le acompañábamos en la práctica de deportes, sobre todo el del futbol, que tanto le entusiasmaba. Juan José nunca faltó a un evento o foro jurídico al que notarios, registradores u otros juristas llamaron; siempre con la mano tendida, amplia sonrisa, afectuoso y elegante, ya se le propusiera un artículo o una intervención, por enredado o fastidioso que fuese.

Pocos conocían la jurisprudencia como él. Cuando le visitabas en el apartamento que un tiempo dedicó al estudio, estaba rodeado de libros jurídicos, muchos abiertos y desparramados por los suelos, entre ellos el Aranzadi, en el que podía encontrar lo que había dicho el Tribunal Supremo, algo nada fácil pues, para él, no existían los ordenadores, lo que siendo en principio una desventaja, le servía para conocer no sólo la sentencia que se buscaba, sino de paso otras muchas que se veía obligado a revisar.

Tanto el jurista práctico romano como los principales autores del Código Civil francés y del español no eran propiamente científicos, sino juristas dotados de sabiduría, experiencia, buen sentido y aptitudes para la legislación, y esas eran precisamente las cualidades poseídas por nuestro amigo, que le convirtieron en un gran profesional del Derecho.

En su doble formación y posición de Registrador y Notario, y esto último por partida doble, pues hizo dos oposiciones libres además de otra entre notarios, Juan José ha abarcado y asimilado, hasta casi agotarlos, todos los cauces del Derecho de Sucesiones, convirtiéndole, si no en el mejor especialista español de los últimos años, sí en uno de los más importantes. Pero, sobre todo, para nosotros, registradores y notarios, ha sido siempre maestro y compañero, estando excedente o en servicio activo.

Juan José Rivas, Hito Rivas como le llamábamos cariñosamente, ha dejado una estela imborrable. Le concedieron condecoraciones varias como premios a los que se había hecho acreedor por sus merecimientos: San Raimundo de Peñafort y el prestigioso premio profesional NyR, entre otras, pero entiendo que prima indudablemente sobre cuanto son y significan dichas concesiones, la estima auténtica, el profundo afecto que muchos de los hombres de Derecho y de quienes no lo son, le profesaron en vida, trasladándose ahora tras su fallecimiento a su esposa e hijos.

Pero no es al jurista a quien quiero glosar… me interesa y siempre me ha interesado muchísimo más su persona… esa persona con la que coincidí a los nueve años en los escolapios de Donoso Cortés en el año 1.951 para no separarnos nunca más, hasta el viernes pasado.

Coincidimos en la clase para hacer el ingreso de bachiller y empecé a admirarle en los recreos porque era quien mejor jugaba al futbol, deporte que me encantaba. El momento cumbre para nuestra “fusión”, ya de por vida, llegó cuando al verme con unas botas de futbol (tenencia poco frecuente en aquellos años de la posguerra) me preguntó si se las prestaba para el partido que iba a jugar, algo a lo que naturalmente accedí tratándose de mi “ídolo” … me sentí importante.

Sobre esa base fue cimentándose la amistad, acrecentada a partir de un día en el que el padre prefecto, desde el púlpito, al término del rosario diario, leía nuestros nombres como castigados hasta nueva orden, por causas distintas, Cumplimos durante un mes nuestro castigo sentándonos en el mismo pupitre.

En los años siguientes, a medida que desarrollaba su personalidad, mientras yo me apuntaba a Acción Católica e iba con los curas al Seminario de Getafe de “visita”, Hito se manifestaba por aquel entonces poco clerical y perteneciente ya a un único equipo: el Real Madrid, forjando así su perenne independencia intelectual a todos los niveles.

Superada la entonces reválida de 4º, en el 5º curso de bachiller optó por Ciencias, quizás por los antecedentes familiares, pero lo cierto es que terminado el curso pidió a sus padres que le permitieran en verano estudiar latín y griego para pasarse a Letras en 6º, previo examen, como así hizo. Ahí ganamos un gran jurista ¡!!.

Ya entonces la Residencia de Catedráticos de la calle Isaac Peral empezó a constituirse en el centro de reunión del grupo de amigos del colegio en unión de hijos de catedráticos y de otros chavales de las proximidades, siendo vértice de todo ello lo que eran dos espacios a distinto nivel en sus inicios, que terminaron convirtiéndose en un campito de futbol, que ha tenido una enorme influencia en la vida de Hito y de muchos de los que le hemos acompañado a lo largo de ella, para reencontrarnos en la despedida del pasado viernes.

Mientras destacaba en el futbol, formando parte ya a los 15 años del equipo del Colegio, y aunque no era un empollón, fue el típico estudiante de notables altos, salvo en latín y griego, materias por las que pasamos con dificultad el “preuniversitario”, sometidos al severo filtro del catedrático Rodríguez Adrados, uno de cuyos hijos luego sería un gran amigo.

Iniciando la carrera de Derecho en 1.958, en nuestro grupo de prácticas de la “R a la Z”, se formó el embrión de lo que sería un excepcional grupo que, desde el término de la carrera en 1.963, nos seguimos reuniendo tres o cuatro veces al año, coincidiendo todos los que quedamos en la despedida del pasado viernes. Entre ellos deja Hito, sin duda, la mayor parte de sus mejores amigos.

Ya en primer curso Hito externalizaba su tendencia a escribir sobre Derecho. En concreto, entre ambos, presentamos un trabajo monográfico (“La compraventa en Roma”), que obtuvo en el curso 1958-1959 el primer premio en el certamen convocado por las tres cátedras de Derecho Romano, entre ellas por la que era de la titularidad de Don Juan Iglesias Santos, padre de nuestro buen amigo y también catedrático Juan. Guardo dicho trabajo y diploma como lo que son: un gran tesoro.

Van pasando los años con Hito siempre activo en la vida de la facultad, elegido más de una vez como uno de los delegados del curso y superando, siempre con brillantez los estudios, naturalmente en junio. Aprovechaba los veranos para aprender francés en La Bretaña, antes de recalar un mes en Zarauz con la familia.

En los veranos de cuarto y quinto curso hicimos nuestro servicio militar en la IPS (Instrucción Premilitar Superior); parte en el Campamento de la Granja (Segovia), en el que a decir verdad nuestro amigo y yo mismo conseguimos, apuradamente, los grados primero de sargentos y luego de alféreces, lo que dio lugar a que a la hora de ser destinados para las prácticas de alférez nos enviaran a una plaza de las, por entonces, menos solicitadas: Lanzarote, germen de su posterior vinculación profesional a las Islas, donde residió como notario (Fuerteventura) o como registrador (La Palma y Tenerife), además de pasar más de treinta vacaciones de verano en el mismo Lanzarote.

Al término de la carrera llegaba el momento de decidir qué oposición preparar y, mientras dudaba entre judicaturas o abogacía del Estado, en un permiso de fin de semana, junto al también gran amigo Mano Rodríguez-Poyo, paseando por la calle Velázquez (entonces bulevar), nos topamos con quien fue el profesor de nuestro grupo de prácticas en la cátedra de Derecho Civil, que nos había dado matrícula de honor en el último año. Tras pasar media tarde en la terraza de un quiosco del andén central con el profesor -que tanto nos ayudó- ese mismo fin de semana decidimos opositar a notarías y registros. Así resolvió Hito Rivas por donde debía discurrir su futuro.

Transcurrido el verano, el día 1 de octubre de 1.963, comenzó su andadura nuestro amigo por el complejo y apasionante trayecto opositoril que tan profundamente dominó, no solo por haber superado las oposiciones libres a Registros (1968) y dos libres a Notarías (la de ingreso en 1.969 y la de 1979 en la que consiguió Notaria de 1ª), sino por haber sido vocal y presidente (dos veces) del Tribunal de oposiciones Notarías en su condición de Vicedecano del Colegio Notarial y, además, por ser preparador, con enorme sacrificio personal y familiar, de un número muy importante de opositores a ambas carreras, muchos de los cuales son hoy relevantes notarios y registradores repartidos por toda la geografía. Muchos de ellos estaban en las exequias del pasado viernes, como no podía ser menos.

Mientras todo esto sucedía en su vida, le rezumaban aún energías que tenía que consumir practicando deportes varios entre ellos, sobre todo, ese futbol al que tanto se entregó desde los tiempos de aquél campito de la Residencia de Catedráticos, en el que hizo de enlace entre las distintas generaciones de los jóvenes que por allí se movían… él siempre estaba… tenía tiempo para todo, hasta el punto de fundar tiempo después un equipo de futbol-sala (Europa 77) en el que aunó a un formidable grupo de amigos más jóvenes que aún hoy se conexionan y, buena parte de ellos, le acompañaron en la despedida.

Siendo Hito Rivas para mí más que un hermano, son infinitas las circunstancias vividas a su lado, con pleno agradecimiento y siempre solidaridad en lo bueno y en lo malo, de lo que también hubo. Como he de terminar estas líneas, añado dos cosas: una, el padre Jose María -emocionándose dos veces- en la misa del sábado en el tanatorio algo dijo acerca de su gran generosidad en la ayuda al necesitado, y otra, como se dice en algún <in memoriam> sobre él, nunca hablaba de dinero… para él era algo sin interés.

En fin, hablar de Hito Rivas resulta interminable: se casa, forma una gran familia con Mariangeles y sus tres hijos, dedica buena parte de su tiempo a profundizar en la historia de nuestro país, sigue practicando futbol, juega con frecuencia a tenis, corre maratones, hace montañismo de alto nivel… con su tenacidad y desbordante vitalidad ha seguido siendo siempre aquel ídolo a quien hace ya más de setenta años presté unas botas de futbol. Dios le Tenga en su gloria.

 

MARIANO POLO GALLEGO

Confieso que me gustaría tener la elocuencia necesaria para poder expresar cuanto representó HITO en su relación conmigo a lo largo de esos más de 60 años que duró esa amistad, nacida en otoño de 1958.

Eran esas fechas cuando yo iba a iniciar mis estudios de la carrera de Derecho en el CEU de Madrid, en la calle de Isaac Peral. Ese verano previo, yo fui a pasarlo a un pueblo de la Mariña lucense, donde venía haciéndolo desde niño, y fue ese verano cuando trabé amistad con un veraneante nuevo que se llamaba Mano; ya os imaginareis que se trataba de Mano Rodríguez Poyo. Congeniamos mucho e iniciamos esa relación amistosa que se haría permanente y que motivó que yo aterrizara en ese grupo que fue el germen de los grupos de la carrera de derecho que han perdurado y aún perduran y pienso que gracias a la savia de personas como Hito y Mano que insuflaron esa relación de amistad que nos ha mantenido juntos a todos los que tuvimos la suerte de caer en ese círculo.

Es ahí pues, donde aparecen HITO, MANO, SERGIO, RAMON, MATEWS, POLOLO y otros como Chiqui -que, aunque no procedía de la carrera era como si lo fuera -, y Josema Herreros alias el Bufas. Por supuesto no todos eran los de la R, que eran la mayoría (Hito, Mano, Sergio, Pepe Ruiz; Ramón y Matius) a los que se añadieron luego otros como Yuri, Alberto; Eduardo y yo mismo, por amistad con algunos de los que podemos decir fueron los socios fundadores.

Durante el periodo de los estudios en la facultad de Derecho, se fue fraguando aún más esa amistad y compañerismo, que se manifestaron en la organización por ese grupo, de las fiestas del Paso del Ecuador y la Fiesta del Rollo, en las que se pudo constatar la unión y camaradería y buen humor de todo ese gran germen del Grupo Derecho.

Una vez concluido a la carrera, iniciamos nuestra andadura personal y familiar, que compartimos con parte de esos amigos y compañeros. En un principio, erramos muchos los no ennoviados, por lo que después de las milicias y las prácticas de alférez, nos juntábamos especialmente en verano, Así fue como fortalecí esa relación de amistad con Hito.

Gran parte de la misma arranca allá por los finales de 1958, como antes he comentado, y se fue consolidando durante los años de la carrera, después de la cual las reuniones grupales no eran tan numerosas como hasta entonces, pero sí nos reuníamos por cercanías, y así Hito aglutinó a los que convivíamos por la zona de Arguelles y especialmente el lugar era la «Resi», como la llamábamos a la Residencia de catedráticos ubicada en los alrededores de la Moncloa. Ese era, además, donde vivía Hito, con lo que, en esos primeros momentos, la casa de Hito era el lugar donde más nos veíamos y planeábamos nuestra actividad. Puede que no recuerde temporalmente lo que hacíamos en cada momento, pues la memoria me flaquea para ello, pero si puedo recordar nuestras copas o aperitivos en un bar asturiano que había al final de la calle Donoso Cortés y que creo poder recordar se llamaba Cangas del Narcea y adonde nos dirigía Hito para dichos menesteres. De aquí el nombre que a veces le llamábamos a Hito: «TRIPI». De aquellos momentos son también nuestras actividades deportivas encabezadas por Hito, acudiendo a jugar al futbol en los campos de la ciudad deportiva del Real Madrid, donde Hito nos sorprendía con su habilidad y buen hacer con el balón que siempre le adornó.

Avanzando en el tiempo, me vienen a la memoria los veranos que compartí con Hito, antes de que alguno de nosotros nos ennoviáramos, excepto Mano que ya venía «casado» desde Valencia, pero que aquí en Madrid, estaba soltero. El primero de esos veranos fue el de 1966, en el que nos fuimos Hito y yo, a un apartamento en Lloret de Mar, y al que nos acompañó Pedro Torres, vecino y amigo de Hito, que compartió con nosotros muchos ratos. No voy aquí a relatar hazañas amatorias pues no vienen al caso, pero si puedo decir que disfrutamos de unos muy gratos días practicando el grato oficio de turista. Al siguiente verano, en 1967, planeamos un viaje en automóvil a Suecia, y contamos para ello con que Perico (Pedro) Torres aportaba un Mercedes que creo recordar se lo dejaba su abuela. Los viajeros éramos Hito, Mano, Perico y yo, y entre todos organizamos el viaje, reservando Hotel en las paradas del itinerario en Burdeos, Bruselas, Hamburgo y Copenhague y hotel para los primeros días de nuestra estancia en tierras suecas. No voy a narrar más detalles pues serían prolijos; solo puede o deciros que tres días antes de la partida, Pedro fue requerido para unas reuniones oficiales, con lo que de repente nos quedamos sin vehículo para ese viaje, lo que motivo que urgentemente buscáramos solución y tendré que decir que lo único con lo que contamos fue con un SEAT 600 mío, pero ya entradito en años. Total, que al final Hito, Mano y yo partimos hacia Suecia con ese magnifico (¿) vehículo para hacer etapas de más de 800 ms. diarios. Tampoco voy a relatar las incidencias del viaje que fueron muchas, pero si diré que una fue que nuestro amigo Hito nos trajo un maletín con un buen surtido de medicinas en prevención de posibles males durante nuestra excursión; ello motivó que, en uno de los días de nuestra estancia en Suecia, en una excursión nocturna, la policía sueca nos parara en la carretera y nos inquiriera la razón de llevar tanta medicina, retirándonos algunas de ellas. La verdad es que a pesar de tales incidencias y algunas más relacionados con el coche y sin entrar tampoco en el tema de las suecas, sí diré que pudimos concluir el viaje, si bien, Perico que se nos había enganchado en Estocolmo, se volvió para España desde Copenhague y Mano se vino con nosotros de vuelta, pero se apeó en París para coger vuelo para Valencia donde le esperaba doña Tere. Hito y yo seguimos viaje hacia España, pero como aún quedaban días veraniegos, nos paramos en Zarauz donde Hito solía veranear pasar sus vacaciones. Solo diré para no alargar más la historia, que fue en Zarauz y con Hito de compañía donde conocí a mi esposa.

Al siguiente verano, Hito me pidió le acompañara a pasar unos días en Paris, cosa que hice a pesar de que ya me esperaban en Zarauz como os imaginareis. allí estuvimos cerca de casi dos semanas. y al finalizar volvimos a Zarauz ambos hasta concluir las vacaciones.

Podría seguir narrando muchas más acontecimientos y pasajes de mi relación con Hito, que por supuesto estaban basados en la amistad y confianza y que se mantuvieron a través de los años y que compartimos especialmente con el grupo de amigos, pero también con nuestras respectivas mujeres que también formaron parte de la historia ya que pudimos mantener y compartir esa amistad, que nos llevó a juntarnos y celebrar todos juntos, comidas, cenas y reuniones durante muchos años. Como veréis, Hito resultó para mí, más que un compañero de estudios y fatigas, como un hermano y como todos sabemos, una gran y magnifica persona, un personaje único, que, a pesar de su impresionante valía académica, era tan asequible y amistoso, sin pedir nunca nada a cambio y dándose de forma totalmente desinteresada. Para mí fue como el hermano que no tuve.

 

JOSE MANUEL RODRIGUEZ-ESCUDERO (Matius)

José Manuel Rodríguez Escudero

El reciente fallecimiento de mi amigo Hito ha supuesto un duro golpe.

Hito y yo éramos amigos desde octubre de 1958, en que comenzábamos la carrera de Derecho en la Facultad del mismo nombre de la Universidad Complutense.

El curso estaba dividido por apellidos (de la A la L,) y de (la M a la Z), por lo que Hito que se apellidaba Rivas quedo incluido conmigo en ese grupo.

Mis recuerdos de Hito empiezan en la Facultad de Derecho,

Las partidas de cartas en su casa de la Residencia de Profesores, las partidas de bolos en la Bolera Bulevar, y los partidos de futbol, en los que Hito que era un gran jugador y con mucho nervio decía, cuando alguno no corría, “echarle huevos, joder” y de ahí viene el apodo del HUEVIS.

Del Paso del Ecuador, envuelta la cara en gasas y esparadrapos que simulaban un herido y en la Fiesta del Rollo que organizamos el grupo.

Al finalizar la carrera los dos preparamos las oposiciones a notarias y nos presentamos por primera vez en Barcelona, aprobamos el 1er ejercicio, y en el 2º, mientras esperábamos a leer el dictamen nos invitó a comer su hermano Salvador Catedrático de Farmacia en Barcelona y conocido escalador (iba en la cordada que se mató Acuña en el Aconcagua) y comimos con Cesar Pérez de Tudela que era amigo suyo.

En el dictamen nos suspendieron a los dos, Hay una anécdota de ese suspenso; al salir del examen yo le comento a Hito, “Hito a mí se me ha olvidado algo importante y no voy a pasar” él me dice lo mismo, pero no sabemos lo que es. Dormíamos en el hotel Barcelona, él con Mano y yo solo, y por la mañana al levantarnos le digo “Hito se me olvidó la preterición de Violeta”, a él le había pasado lo mismo y suspendimos.

Por aquel tiempo a Hito le daban mucho miedo los aviones, y él que cogimos de vuelta a Madrid, por una huelga de controladores el capitán nos comunicó que había que esperar una hora para despegar; Hito padecía de claustrofobia y le comentó a la azafata que él tenía qué respirar aité hasta que despegaremos, la azafata le contestó que eso era imposible, e Hito la contestó, “pues Vd. vera lo que hace pero yo rompo las ventanillas del avión”, abrieron las puertas del avión e Hito estuvo sentado con las piernas colgando hasta que despegamos.

En las oposiciones del 69, ingresamos los dos en el cuerpo de notarios.

De mi vida profesional recuerdo a Hito, cuando se vino a una notaría en Madrid, de la noche a la mañana, los empleados le dejaron en cuadro solo con dos personas, yo me enteré y le llamé y le ofrece mi personal en lo que pudiera necesitar, Luego cuando fue Vicedecan0o del Colegio Notarial, me ofreció, la posibilidad de formar parte del tribunal número 3 de las oposiciones, cosa que acepté.

En el ejercicio de mi profesión tengo que decir que siempre que me surgía una duda de Sucesiones o Familia, llamaba a Hito que me daba la solución más conveniente.

Era tan buena persona y tan excelente amigo, que, a pesar de ser de equipos diferentes de futbol, siempre que ganaba el Atleti nos llamaba a mí y a Ramón para felicitarnos.

Como recuerdos más personales, cuando yo me ennovié con Rosa, en 1969, me fui a pasar una semana con su familia a San Sebastián, e Hito que veraneaba en Zarauz, salió nosotros y con mi cuñada Paloma y estuvimos comiendo juntos. Estuvo con Mano en la boda de mi hijo en la boda de Las Palmas, y también en la de mi hija en mi chalet de Las Matas.

Hito era una persona maravillosa y en su enfermedad, tal y como estaba me recibía con un abrazo y se alegraba de verme.

Con amigos como Hito es por lo que yo pienso que la amistad es lo mejor que podemos tener y que no pienso perder con vosotros.

 

JOSE RUIZ MARTIN (PEPE)

Estoy tratando de retrotraerme a mi llegada, hace 65 años aproximadamente, a la Facultad de Derecho.

Mi familia proviene del mundo del comercio y los negocios, sin ninguna relación con la universidad, de manera que yo fui el pionero aspirante a conseguir un título de grado superior.

Recuerdo la emoción con la que viví aquellos primeros días de clase y, sobre todo el contacto con los nuevos compañeros. Era un mundo nuevo después de haber terminado el bachiller tras siete años con los mismos compañeros en el colegio, algunos de los cuales también se habían matriculado en Derecho y eran parte de la vida estudiantil. Aquí quiero recordar a Pololo Rosende, Joaquín Sánchez Cervera y Fernando Pulido, entrañables compañeros del colegio Sagrada Familia, que también se nos fueron a las estrellas… Pero recuerdo que en aquel grupo de la R hubo., desde el principio, una buena química con dos nuevos compañeros…. Jose Manuel Rodríguez Poyo y Juan José Rivas…. Indudablemente la lista se amplió muy pronto, pero siempre quedó una relación especial con ellos.

Como sabéis mi futuro y mi destino a nivel profesional se decantó pronto por otros derroteros, pero la relación personal se mantuvo intacta, e incluso se reforzó con el paso de los años. Es cierto que ambos fueron mis notarios de cabecera junto a Mathews, al que también tengo que agradecer sus atenciones profesionales.

Pero centrándome en la figura de Hito, que es el motivo de este recuerdo no puedo dejar de ponderar su entrañable relación, sus buenos consejos profesionales y su carisma personal. Para mi formó con María Ruiz una pareja envidiable. Con sus luces y sus sombras, como todos…. Dice una copla andaluza; ALGO SE MUERE EN EL ALMA CUANDO UN AMIGO

SE VA…. Efectivamente una amistad de 65 años, mantenida sin fisuras deja un enorme vacío cuando

la vida te pone a prueba…. Te quedan los recuerdos de los buenos momentos pasados, pero, aunque el cerebro asuma la situación, el corazón se resiente…. DEP querido amigo

 

JORGE YACOBI (YURI)

Mis Memorias de Hito

 Han pasado 60 años desde que terminamos la carrera.

En este tiempo nos hemos visto muchas veces y yo le tenía a Hito un cariño especial por ser cómo era. Una persona comprometida con el mundo del Derecho, con su familia y sus amigos.

Desde que en 1980 me dediqué a ejercer como abogado siempre que tenía dudas- y eran muchas veces- acudía a Hito, la persona que más sabía del Derecho de Sucesiones en España. Su estupenda obra me servía mucho, cada vez que he buscado algo en lo que Hito escribía encontraba la respuesta a lo que necesitaba. Pero no bastaba, le llamaba, iba a verle, y pasábamos juntos una o dos horas hablando del tema y charlando de la vida. Era un conversador magnífico y una persona preocupada por los demás mucho más que por sí mismo.

En nuestras reuniones trimestrales, en las que empezamos por ser trece y solo quedamos ahora siete, aparte de su pasión por el Madrid, siempre estaba contento y nos contagiaba su forma de ser.

Nunca olvidare los días que pasamos en Budapest juntos. Y los últimos años cuando he ido a buscarle, estar con alguien como el cambiaba el día. Era bueno, optimista, cariñoso y grandísima persona.

En su casa, con Mariangeles, Marita, sus hijos y sobrinos, se estaba muy bien. Le hicieron ser una persona muy feliz.

Como decía Alberto, tenemos que seguir viéndonos más que nunca, porque lo que nos quede hay que aprovecharlo y recordar juntos lo que ha sido Hito para todos nosotros.

Un grandísimo amigo al que nunca podremos olvidar. Seguramente se está ahora acordando de nosotros como nos acordamos de él.

Muchas gracias, Hito, por ser tan buen amigo, grandísimo profesional y excepcional persona.

 

ALBERTO GOETSCH

Al terminar la carrera, trece de nosotros que juntos habíamos estudiado, salido, organizado cosas y creado una gran amistad, nos juramentamos en seguir viéndonos y seguir unidos y siendo amigos, los que quedamos, ya solo siete y los que desgraciadamente y por ley de vida, ya se han ido, con rumbos y trayectorias distintas, hemos cumplido como buenos ese compromiso.

A veces en algunas ocasiones, otras, las más, muchas veces al año.

Son muchos los que se extrañan, se sorprenden y nos envidian por haber sabido y podido mantener ese vínculo de más de sesenta años entre nosotros.

Pienso que, con amigos como vosotros, ha sido muy fácil y justo es decir que uno de los pilares de esa unión, fue Hito. Su exuberancia, su vehemencia su desenfreno visceral y cálido nos arrastró a todos. Vamos a echar de menos al odio Tripi.

Juan José Rivas con sus amigos y Mª Ángeles

TERCERA PARTE COMPAÑEROS Y AMIGOS

JOSE MANUEL GARCIA GARCIA (Registrador)

En recuerdo de Juan José Rivas

Enterado ayer del fallecimiento de Juan José Rivas, el gran “ITO”, entresaco unas palabras del poeta, “…y entonces comprendí por qué se llora…”, cada vez que se nos van los seres queridos como aquí ocurre, que deja un vacío enorme en la promoción registral de 1968, persona imprescindible en las celebraciones periódicas de dicha promoción –hace poco el 50 aniversario de la misma- y también un vacío en el Cuerpo de Registradores en general y en el de Notarios y asimismo en el Mundo jurídico por sus importantes aportaciones tanto aquí en España como en Iberoamérica, en que frecuentemente acudía allí para dar los cursos y conferencias que se le requerían por los compañeros de aquellos países siempre presto a la colaboración y sin ninguna pereza en su actuar diario.

Juan José, como es sabido, es un tratadista de primera línea en varias materias, en especial con su importante obra de “Derecho de Sucesiones, común y foral”, en sucesivas ediciones, la última en el año 2020, que queda como Tratado fundamental consultado por los estudiosos, teóricos y prácticos y sus numerosos discípulos, como obra a mano en nuestra biblioteca para cualquier problema de Derecho hereditario. Recuerdo una atenta y cariñosa llamada que me hizo antes de publicar esa edición, sobre el derecho de transmisión, que sabía que era de mi interés. Su enorme prestigio explica el arrastre que produjo su Libro Homenaje publicado en el año 2013, dada la enorme participación de juristas en ese voluminoso libro que demuestra el cariño y admiración que se le tenía en todos los ámbitos.

Porque aparte de ello, Juan José representa un ejemplo como Tratadista de lo que es en la práctica LA AMISTAD y el COMPAÑERISMO. Es un hombre QUERIDO

POR TODOS, sin excepción, y QUE QUERÍA A TODOS.

Mi recuerdo especial en la última fase profesional de ambos, en que me dio posesión de su último Registro en activo en el que se jubilaba y en el que también me jubilé poco después, continuando la relación y la amistad en los últimos años. También organizador de celebraciones de compañeros con fama de buen asesor en los platos de su Restaurante predilecto. Hacía algún tiempo que no nos veíamos y de ahí el sobresalto por esta triste noticia.

Persona para recordar siempre y seguir su ejemplo por su carácter y su obra. Q.e.p.d. pero que continúe con sus marchas deportivas allá arriba.

 

CARLOS NAVARRO ANTOLÍN (Periodista).

Se nos murió el maestro Hito Rivas

Juan José Rivas, registrador, notario y maestro de juristas.

Su gran obra sobre Derecho Sucesorio se conocía por su simple apellido, como las leyes son llamadas por sus verdaderos impulsores. Llegabas a la librería jurídica de la calle García de Vinuesa y bastaba pedir la última versión de los Rivas, porque eran varios volúmenes. En la sociedad que encumbra a influencers, a tipos con el doctorado hecho a gran velocidad y con evidentes copias y pegas, que confunde la generación más preparada con la más titulada (que no es lo mismo el lagarto que el cocodrilo), en la sociedad que sustituye el prestigio por la notoriedad cuando no los confunde interesadamente, se nos ha ido un verdadero maestro en sus disciplinas: Juan José Rivas (1941-2023), conocido cariñosamente por Hito Rivas.

Aprobó las oposiciones a registrador de la propiedad en 1968 y a notario en 1969. En el tramo final de su carrera quiso ejercer unos años como fedatario en Dos Hermanas y era asiduo de Sevilla por, entre otros motivos, su amistad con el catedrático José León-Castro. Era un placer charlar con este maestro de juristas en el salón de su casa de Madrid, donde siempre animaba a trabajar, a perseverar en el conocimiento, a amar el Derecho, a investigar… En definitiva: estudiar, estudiar y estudiar. Recuerdo oírle contar cómo encontró la fórmula jurídica para que el patronato del Museo del Prado cediera una obra de arte a otro museo con todas las garantías. No se limitó a ejercer de notario o registrador. Ni se le oía hablar de dinero… Jamás.

Quiso enseñar en varias universidades, escribir, ayudar. Por eso era un maestro. Hoy quedan ya pocos, pues el triunfo entre muchos supuestos intelectuales se asocia a lograr carguillos de designación digital, salir en los medios de comunicación con frecuencia y otras gaitas con ínfulas irrisorias. Rivas encarnaba el verdadero éxito: el estudio con fines docentes, la creación de escuela, la generosidad de pensar en el otro, en este caso los juristas que encontraban en su obra soluciones a los problemas que él antes había investigado con tenacidad. Era un hombre bueno que cuando viajaba a La Habana para impartir clases se llevaba la maleta cargada de medicinas. Jugó mucho al fútbol sala y corrió maratones. Colaboró con despachos de abogados de alto nivel.

El suyo fue un ejemplo del cultivo del genuino concepto de la calidad de vida: trabajar, estudiar y contribuir a la sociedad desde la investigación y la docencia. Su modelo escasea en la sociedad de hoy, en la que casi no se admira a nadie. Quizás porque nadie lo merece, salvo líderes con pies de barro que anhelan el reconocimiento fatuo y el elogio devaluado de las redes sociales. Dios le conceda a este maestro de juristas y hombre sabio el descanso eterno y brille para él la luz perpetua. Deja su disciplina académica mucho mejor de lo que se la encontró.

 

JOSE MANUEL GARCIA COLLANTES (Notario)

HITO RIVAS, UNA VIDA EN PLENITUD.

El pasado uno de marzo la iglesia del Espíritu Santo en la madrileña calle de Serrano acogía el funeral de Hito Rivas. Allí estábamos familiares y amigos, de nuevo reunidos, como unos días antes lo habíamos estado en el sentido peregrinaje de su velatorio en el cementerio de La Paz.

Hablábamos entre nosotros de Hito, comentábamos historias y anécdotas de un pasado compartido. Y lo curioso es que al poner de relieve estas evocaciones se creaba un ambiente especial, lleno de afecto y cercanía.

La razón de ello la encontramos en la vida, la obra y la personalidad de Hito.

Juan José Rivas Martínez (Hito para todos) era notario desde 1969 y Registrador de la Propiedad desde 1970. Posteriormente, en 1979, se presentó a unas nuevas oposiciones libres a notarías (posibilidad admitida entonces) y gano una plaza de primera clase, Getafe.

El ejercicio de la función notarial ocupó la mayor parte de su carrera profesional y dentro de ella el mayor tiempo lo pasó desempeñando la notaría de Getafe.

En su vida hay que destacar tres aspectos, siendo el primero de ellos el de haber sido un notario ilustre e ilustrado. De todos es conocido, admirado y permanentemente consultado su libro “Derecho de Sucesiones Común y Foral”, un verdadero éxito editorial (el “Rivas”) cuyas ediciones y actualizaciones se siguen multiplicando, como multiplicó él en vida clases, cursos y conferencias sobre esta materia en España y en América. Especialmente apreciadas fueron sus clases en Cuba.

Por otra parte, nunca rechazó responsabilidades corporativas cuando fue requerido para ello. Entre otras señalemos la presidencia de tribunal de oposiciones y su cargo de Vicedecano del Colegio Notarial de Madrid.

Y quiero traer a colación aquí dos actividades poco conocidas en su vida, pero por las que, me consta sobradamente, tenía una especial devoción y cariño. Me refiero a su participación casi permanente en los diversos cursos que el Colegio Notarial de Madrid y la Escuela Militar de Intervención han desarrollado para formar a los Interventores Militares que ejercen de notarios en las misiones internacionales en las que participan nuestros Ejércitos. Ente los interventores militares era conocido familiarmente como “el catedrático”. Hito fue muy feliz en ese ambiente y daba sus clases con el orgullo de servir a España.

Igual cariño tuvo siempre hacia nuestro “Subcolegio del Suroeste”, una actividad creada e impulsada por Hito (era “el alma”) y desarrollada a lo largo de la década de los ochenta y principios de los noventa. Convocaba periódicamente en su notaría de Getafe a todos los notarios que ejercíamos en el suroeste de Madrid para discutir y comentar, con orden del día prefijado, cuestiones jurídicas y corporativas de actualidad. Se consultaban dudas y propuestas e incluso se hicieron muy notables estudios por parte de grupos de trabajo que se crearon para temas específicos. Recuerdo especialmente un magnífico trabajo sobre la Ley de Sociedades Laborales.

El segundo aspecto a destacar en la vida de Hito es el de su ejercicio profesional como notario. Aquí también tuvo su mejor momento en Getafe. Era un referente en la zona. La gente lo conocía y apreciaba. Iban a ver a “su notario”. Y él compartía, a través del consejo y los documentos, la vida de las personas, sus triunfos, ilusiones y fracasos. Y he de decir que él siempre tuvo muy claro el carácter de función notarial: Servicio público del Estado para otorgar certeza a las relaciones jurídicas entre particulares a través de la VERDAD.

Por todo lo dicho hasta ahora, la vida de Hito fue admirable y ejemplar. Y por ello recibió en vida justos reconocimientos y homenajes. Pero nos quedaríamos cortos si no diéramos un paso más. Los títulos, méritos y reconocimientos se olvidan pronto. Y la sabiduría y el compromiso social y corporativo pasan a ser secundarios, porque lo más valioso que nos dejó Hito, su verdadera herencia fue el entusiasmo y la pasión que puso en todo cuanto hizo. Y esto tenía una causa mediata y otra inmediata. La causa inmediata era la mirada positiva hacia la vida que tenía, su afán por dejar un mundo mejor que el que él había recibido. La causa mediata era la Fe y la Esperanza. Fue esto lo que hizo de él un hombre proyectivo e ilusionado. Y que transmitió a cuantos estuvimos a su alrededor y que recibimos de él impregnado de afecto, cercanía y cariño.

Por todo ello puedo decir que para mí y para muchos otros, la Eucaristía de su funeral fue una auténtica “acción de gracias” por la vida de Hito, de gratitud por haberle conocido y tratado. Eucaristía significa precisamente eso, acción de gracias. Es verdad que Hito ya no está entre nosotros. Algo nuestro se ha ido con él. Pero mucho de él sigue perviviendo entre nosotros

 

JOSE RICARDO LEON-CASTRO (Catedrático Derecho Civil)

JUAN JOSÉ RIVAS MARTÍNEZ

IMAGEN Y RECUERDOS

Escribió un día Antonio Machado unos versos que hoy parecen hallar a su mejor y más legítimo destinatario; “¿Murió (Hito Rivas)?, Sólo sabemos que se nos fue por una senda clara, diciéndonos: hacedme, un suelo de labores y esperanzas. Y hacia otra luz más pura, partió el hermano de la luz del alba, del sol, de los talleres, el viejo alegre de la vida santa”.

Pero poco importan ya nuestros más de treinta años de estrecha amistad y compañerismo, desde que allá por 1990 nos conocimos cuando yo me estrenaba en mi primer Tribunal de Oposiciones al Cuerpo de Notarios, cuando hoy estoy para penas solamente. Sin embargo, me piden una semblanza personal del ejemplar marido, padre y profesional que fue Hito y que intentaré llevar torpemente a cabo, siquiera sea haciendo de mi corazón tintero.

Nuestra amistad excedió con creces espacios y tiempos, por eso sé y siento que su vacío es solo un accidente, que el eco de su risa clamará por encima del silencio, que su alegría de siempre acabará derrotando al dolor que hoy me embarga, que solo se ha apeado y desde el cielo nos seguirá enseñando y abrazando. Fueron tantos los ratos de charla, almorzando o cenando en su casa de la calle Velázquez, tapeando con buenas cervezas cerca del Hotel Occidental en Sevilla donde se alojaba el tiempo que sirvió el Registro de Dos Hermanas, comentando sobre el artículo 1255 del Código Civil, o sobre el Real Madrid o el Betis, nuestros dos equipos mutuamente, que los largos ratos se hacían breves minutos.

Profesionalmente, (parcela en la que no deseo profundizar por mi incapacidad de estar a su altura) quisiera destacar que si pudieran compendiarse en alguien todas las virtudes que adornan el alma humana, ese compendio tendría nombre, Hito Rivas Martínez. Su generosidad (hasta regalar el más preciado bien de que el hombre dispone, el tiempo), su bonhomía (fruto de la serenidad y la paz interior) y un sentido de la disciplina y un obsesivo esfuerzo por la pulcritud profesional, fueron los baluartes sobre los que se cohonestaban en su día a día los dos grandes pilares del Derecho, la fe pública y la seguridad preventiva en el tráfico jurídico.

Nada más fácil y más difícil al tiempo, que los dogmas con que el mismo Hito definió su profesión cuando en 2019 le fue concedida la distinción de la asociación <Notarios y Registradores>, “la verdad en el concepto, la propiedad en el lenguaje y la severidad en la forma”, para salvar cualquier escollo que las dobles ventas, la venta de cosa ajena, o el peligro de la apariencia pudieran generar. Nada de eso era afirmado gratuitamente, ni a magia alguna era debido. Era simplemente producto de la honestidad, el rigor y la integridad elevadas a su máximo exponente. Por eso puede afirmarse que en Hito se fundieron dos almas en un cuerpo, el corazón de Notario y el rigor del Registrador.

No obstante, sería injusto orillar el hecho de que pocas veces se encontrará en algún texto jurisprudencial alguna cita doctrinal y, no obstante, cual si de Ihering o Savigny se tratara, la Sentencia de la AP de Pontevedra de 12 de febrero de 2015, resolución número 54/2015, entre otras, citaba a Rivas o, mejor se diría, “al Rivas Martínez”, por la luminosidad, claridad, precisión y lógica, como su más sólido argumento.

De su inmensa e insuperable aportación doctrinal, únicamente haré mención de sus dos tal vez más grandes obras, “Derecho de Sucesiones. Común y foral”. Editorial Dykinson, Madrid 2009, tres volúmenes, 4ª edición, 3217 páginas. Luego, tal vez a la vista del panorama político del país *y la proliferación normativa en los territorios forales, redujo sus afanes al “Derecho de sucesiones común. Estudios sistemático y jurisprudencial”, Tirant lo Blanch, Valencia 2020, 3376 páginas. ¿Qué menos que tras tan titánico esfuerzo, no se le rindiera el más merecido tributo con los “Estudios de Derecho Privado en Homenaje a Juan José Rivas Martínez”, 2013, dos volúmenes, 1512 páginas, dirigidos por Agustín Pérez Bustamante de Monasterio, en el que tuve el inmenso honor de colaborar, y con la concesión de la Cruz Distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, en septiembre de 1999?

Y es que era tan férrea su vocación, tan ingobernable su entusiasmo que todavía se entregó a su otra gran devoción, la docencia, y aunque jamás faltaran másteres, colaboraciones, conferencias, y cursos, continuaba imponiéndose la obligación de formar a opositores y, si estos faltaban, hasta a sus propios empleados. Decía Dª Inmaculada Espiñeira Soto en su hermosa laudatio con ocasión del meritado premio que su sistema de preparación era el de estudio y acumulación: quince nuevos y repaso; otros quince nuevos y, luego, repaso de los treinta. Y así sucesivamente hasta dominar todo el programa. Creo que se quedó corta. Hito habría impuesto lo que a él mismo se exigía, cien temas semanales y repaso al segundo mes.

A ese talante de humanidad global e integrador, aún debe añadirse su pasión para practicar muy diversos deportes, fútbol, alpinismo, marcha. O para ser Ponente incansable de congresos en Canadá, Holanda, Bolivia, Chile, Colombia, Guatemala, México y en su querida Cuba donde, por cierto, en cada viaje que hacía derrochaba solidaridad y ayuda humanitaria, y de todo lo cual transmitía verdaderas lecciones de Historia de la Hispanidad narrando con verdadero orgullo de ser español la grandiosidad de todo el acontecimiento de “la Conquista”.

A su familia, con mi abrazo más entrañable, les dejo el mensaje con el que casi con absoluta certeza partió Hito, retomando las palabras de D. Antonio Machado con las que empecé estas líneas: “Vivid, la vida sigue, los muertos mueren y las sombras pasan, lleva quien deja y vive el que ha vivido, ¡yunques sonad, enmudeced campanas!”. Hasta siempre, Hito.

 

Librería – Editorial Dickinson

Ayer falleció don Juan José Rivas Martínez, Notario y Registrador, autor del gran “Derecho de Sucesiones, Común y Foral”. Día triste para nosotros por la pérdida de un gran amigo. Nuestra admiración, respeto y cariño.

 

PORTAL WEB NOTARIOS Y REGISTRADORES

Hoy viernes 3 de febrero hemos recibido conmocionados todos los que conocíamos a Hito Rivas la noticia de su fallecimiento a los 81 años de edad.

Su vida ha sido plena, intensa, con una actividad y una inteligencia que le ha permitido acceder a duras oposiciones, como las de Notario y la de Registrador. No contento con ello, se dedicó también a la docencia (universitaria, como preparador de opositores o formador del Personal de su oficina), a labores corporativas, a Tribunales de Oposiciones y a la literatura jurídica, escribiendo y actualizando uno de los manuales -Derecho de Sucesiones Común y Foral- que más derecho de sucesiones ha permitido aprender a los juristas (formados y en formación). Y aún le quedo tiempo para practicar muy diversos deportes como el fútbol o el alpinismo.

Su ámbito de actuación no se limitó a España, sino que cruzó el charco en numerosas ocasiones, extendiendo su ministerio a diversos países latinoamericanos, con especial cariño hacia Cuba.

El equipo de NyR desea dar la condolencia a toda su familia: María Ángeles, hermanos e hijos, como Amanay Rivas, notaria de Madrid.

Invitamos a los lectores a que ahonden en su figura, a través de los apuntes biográficos y su voz plasmada en el discurso de aceptación del Premio Notarios y Registradores en su edición de 2019.

Se nos ha informado que el sábado 4 de febrero tendrá lugar una Misa en el Tanatorio de La Paz, que está situado en Tres Cantos, al norte de Madrid, a las 5:00 de la tarde.

Su figura seguirá viva entre nosotros, con el recuerdo de su bonhomía y ciencia y con la lectura de sus libros.

Descanse en paz. (JFME)

 

ISABEL CABRA ROJO (Registradora de Corralejo)

EN HOMENAJE A HITO RIVAS:

¡GRACIAS HITO!

Gracias por tu sonrisa serena, Por tus palabras amables,

Por tu generosidad.

Gracias por tus enseñanzas,

Por tu dedicación a tus alumnos sin límite, Por tu devoción.

Gracias por tu mano tendida,

Por tu ayuda a cualquier persona, Por tu tiempo a cualquier hora.

Gracias por tus historias de Historia, Por tu pasión por “La Conquista”,

Por tu orgullo de ser español. Gracias por tu amor a tu profesión,

Por tu corazón de notario, Por tu alma de registrador. Gracias por ser mi maestro, Gracias por ser El Maestro Gracias por tu amistad.

Gracias por Mary Ángeles,

Ella te ha cuidado, ella te ha guiado,

Ella te ha hecho brillar.

Nos has dado muchos regalos, pero nos dejas uno muy especial, tu Derecho de Sucesiones.

Cuando te necesitemos, sabremos dónde buscarte, en cada página de ese libro estás tú.

¡GRACIAS MAESTRO!

¡GRACIAS COMPAÑERO!

GRACIAS AMIGO!

 

NOS DEJAS A TODOS UN RECUERDO IMBORRABLE

 INOLVIDABLE HITO

ENLACES:

JUAN JOSÉ RIVAS MARTÍNEZ, PREMIO NOTARIOS Y REGISTRADORES 2019 : RAZONES, BIOGRAFÍA Y FOTOS. 

REPORTAJE DE LA ENTREGA DEL PREMIO EL 18 DE MAYO DE 2019 DURANTE LA CLAUSURA DE LA XII CONVENCIÓN DE LA WEB

CURRÍCULUM VITAE DE JUAN JOSÉ RIVAS

03-febrero-2023: HITO RIVAS HA FALLECIDO, PERO SIGUE CON NOSOTROS SU RECUERDO Y SU LEGADO 

VÍDEO DE LOS DISCURSOS Y DEL ACTO DE ENTREGA:

Minutación:

  • Comienza con el discurso de Inmaculada Espiñeira: laudatio del homenajeado.
  • Minuto 11: entrega del Premio Notarios y Registradores
  • Minuto 12: discurso de Juan José Rivas Martinez
  • Minuto 29: fin del discurso y últimas imágenes.
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